Carlos Morán Moguel, susbsecretario de Transportes de la SCT, dijo que las modificaciones que se tienen que hacer a su propuesta original son recorrer 200 metros las pistas de aterrizaje y despegue que se proyectan en Santa Lucía en la misma orientación, para así poder tener operaciones sin riesgo.
“Hay un desplazamiento en una de las pistas de 200 metros, lateral, dejando la pista actual, para que haya posibilidad de que hayan descensos, ascensos, aproximación de aeronaves de todos las tamaños posibles, por eso hicimos un desplazamiento de 200 metros y queda la pista actual como de carretaje”, dijo en entrevista.
Señaló que naturalmente hay problemas orográficos, pero el cerro de Paula, que fue señalado como un obstáculo, quedó descartado como un limitante para la operación del aeropuerto.
En este contexto, el estudio avala la compatibilidad de operación con los aeropuertos de Toluca y el AICM. “Ya lo habíamos previsto que esa pudiera ser una posibilidad (recorrer las pistas), lo que queríamos era ubicar en qué parte del aeropuerto íbamos a hacer la pista para la mayor posibilidad de vuelos de largas distancias como Europa y Asia y que nos cubriera el continente americano”, agregó.
El pasado miércoles Navblue entregó su estudio de reingeniería de espacios aéreo y ahora el gobierno compartirá la información con las aerolíneas a más tardar en un par de semanas.
De esa forma, el proyecto alterno tendrá el aval internacional de espacio aéreo que le faltaba para comenzar a la construcción del aeropuerto.
Según el plan maestro que se presentó en agosto de 2018, el costo de la obra será de 70 mil millones de pesos, que representan 28% del aeropuerto que se canceló en Texcoco.
La obra aeroportuaria movilizará a 20 millones de personas cada año en su primera etapa, según el Plan Nacional de Desarrollo.
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