sábado, 15 de junio de 2019

ESTRECHO DE ORMUZ: LAS "PELIGROSAS" CONSECUENCIAS DEL ENFRENTAMIENTO ENTRE IRÁN Y ESTADOS UNIDOS

Washington, USA.- La crisis en el Golfo se ha acelerado, después de que Estados Unidos proporcionara la primera pieza de inteligencia que, según insiste, demuestra que Irán fue responsable de los ataques ocurridos este pasado jueves contra dos petroleros en el golfo de Omán.

Irán ha negado desde el principio cualquier relación con los incidentes, como hizo tras los ataques con cuatro minas lapas a barcos frente a las cosas de Emiratos Árabes Unidos el pasado mayo.

Estados Unidos ahora atribuye ambos sucesos a Teherán.

Y hay un evidente peligro de que esta guerra dialéctica pueda desencadenar un auténtico conflicto. Tras lo ocurrido, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, rápidamente -y de forma rotunda- señaló con el dedo acusador a Irán.

“Nuestra conclusión”, dijo, estuvo basada “en pruebas de inteligencia, las armas utilizadas, el nivel de experiencia necesario para llevar a cabo la operación, ataques recientes similares por parte de Irán contra barcos, y el hecho de que ningún grupo que opera en el área cuenta con los recursos y la capacidad para actuar con ese grado de sofisticación”.

Irán, por su parte, fue también rápido en rechazar esas acusaciones. De hecho, buscó desviar la culpa argumentando que estaba siendo víctima de un montaje para responsabilizarle de lo ocurrido.

“Alguien”, aseguró un funcionario iraní, “está tratando de desestabilizar las relaciones entre Irán y la comunidad internacional”. El país rechazó “de forma categórica” las acusaciones de Estados Unidos de que el gobierno de Teherán esté detrás de los ataques a estos barcos, que incrementaron la tensión en esta zona, de gran importancia estratégica.

Su respuesta se produce después de que el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, culpara a Irán de “ataques no provocados” y justificara su señalamiento con “análisis de inteligencia” sobre el tipo de armas utilizadas.

Docenas de miembros de la tripulación de los dos petroleros fueron rescatados después de que se produjeran las explosiones. Los buques afectados son el Kokuka Courageous, de propiedad japonesa, y el Front Altair, de una compañía noruega.

En un comunicado publicado el viernes, la misión iraní ante la ONU consideró las acusaciones de Washington “infundadas”.

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