El costo inicial del NAIM era de 168 mil millones de pesos. Sin embargo, al cancelar la obra, esta tenía un costo cercano a los 300 mil millones de pesos, según el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM).
Jiménez Espriú en abril pasado había hecho un comentario similar donde el proyecto había sido cancelado por un tema de carácter técnico, ya que hubiera sido un “pozo sin fondo”, un “desastre” y un “elefante blanco”, “nunca iba a funcionar”.
Sin embargo, López Obrador le corrigió la afirmación al señalar que no era verdad lo que decía su secretario porque hubo prácticas corruptas para “beneficiar a unos cuántos” con la construcción de la nueva terminal aérea, porque “se iban a cerrar dos aeropuertos para construir el de Texcoco”, y el actual se iba a urbanizar, un desarrollo inmobiliario similar a Santa Fe.
Este mismo lunes, durante la conferencia de prensa matutina, el mandatario aseguró que «el aeropuerto. ¿Qué no dije que era una obra faraónica y un pozo de corrupción? ¿Dónde está la novedad? ¿Qué no dije que existían estos privilegios? Pero desde hace años. Entonces, ¿qué pensaban?, ¿que iba yo a llegar y como lo único que me importaba era el puesto iba yo a adaptarme y a dedicarme a hacer lo mismo?».
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