Estados Unidos, 25 abril 2020.- De acuerdo con un estudio presentado este jueves por el gobierno de Estados Unidos (EU) y desarrollado en el Centro Nacional de Análisis y Contramedidas de Biodefensa, existe una posibilidad real de que los rayos del sol puedan destruir en corto tiempo al nuevo coronavirus.
«Nuestra observación más llamativa hasta el momento es el potente efecto que la luz solar parece tener para matar el virus, tanto en superficies como en el aire», explicó William Bryan, asesor sobre ciencia y tecnología del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense.
De igual forma, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el funcionario también puntualizó que la humedad parece tener un efecto igual de nocivo sobre el agente viral causante de la enfermedad Covid-19.
«Hemos visto un efecto similar tanto en las temperaturas como en la humedad. El alza de las temperaturas o de la humedad, o de los dos, es generalmente menos favorable para el virus».
En un resumen de los resultados adquiridos, Bryan indicó que mientras que con una temperatura de entre 21 y 24 °C y una humedad del 20% sobre una superficie no porosa, el virus tarda 18 horas en reducirse de mitad, una vez que la humedad se incrementa al 80% (sin cambio alguno en la temperatura), el mismo proceso de descomposición pasa a tomar tan sólo seis horas.
Asimismo, en el caso de que a esta última ecuación se le añada una cantidad considerable de radiación solar, el lapso para que el virus se disminuya es de apenas dos minutos.
Por otra parte, con respecto al impacto que estas condiciones climáticas pueden tener sobre el patógeno una vez que se encuentra suspendido en el aire, se determinó que la reducción a la mitad en el contexto de una temperatura de entre 21 y 24 °C, una humedad del 20% y presencia de luz solar, requiere de sólo un minuto y medio.
El principal interés de los investigadores, es ahondar en la viabilidad de un escenario en el que con la llegada del verano al hemisferio norte, se disminuyan las afectaciones hasta ahora vividas como consecuencia del virus SARS-CoV-2.
En este sentido, Bryan terminó por afirmar que si bien es muy probable que las condiciones veraniegas traigan consigo «un entorno en el que una transmisión pueda bajar», esto no implica que el agente viral desaparezca en su totalidad, motivo por el cual seguirá siendo necesaria la aplicación de medidas de distanciamiento social.
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