Washington, USA, 13 octubre 2020.- El proceso de confirmación de la jueza Amy Coney Barret, nominada por Donald Trump a la Corte Suprema de Estados Unidos, inició el lunes en el Senado con un diálogo de sordos entre republicanos que la consideran «talentosa» y demócratas que fustigan un calendario de audiencias «irresponsable», a semanas de las elecciones.
El mismo
antagonismo se presentó en el exterior del Congreso donde partidarios
y opositores de la magistrada conservadora se desafiaban entre sí, antes de que
la policía arrestara a unas 20 personas.
«Esta será una larga
semana de peleas», admitió Lindsey Graham, un allegado al presidente
Trump que encabeza el Comité Judicial del Senado, responsable de interpelar a
la jueza y que prevé dedicar cuatro días a revisar la nominación.
Barret, de 48 años,
está en las antípodas de la jueza liberal Ruth Bader Ginsburg, que falleció en
septiembre y dejó un lugar vacante en el máximo tribunal.
Católica
practicante y madre de siete hijos, Barrett es bien vista por los cristianos
tradicionalistas con quienes comparte valores conservadores.
A 22 días de las
elecciones presidenciales, se presentó al Senado, que tiene el mandato
constitucional de aprobar su candidatura y que cuenta con mayoría
republicana.
Después de escuchar
a cada senador, se quitó el tapabocas negro y juró, a mano alzada, decir «toda
la verdad». Sentados detrás de ella, seis de sus siete hijos escucharon cuando
prometió «aplicar la Constitución y las leyes tal como están
escritas».
Esta lectura de la
ley, conocida como «originalista», es muy apreciada en círculos conservadores,
que critican a la Corte Suprema por alejarse del pensamiento de los fundadores
de Estados Unidos para cambiar ciertas leyes, en particular en lo referente al
aborto o al matrimonio entre personas del mismo sexo.
La magistrada
también es muy bien considerada por la derecha religiosa porque es
católica practicante y comparte la visión de la familia tradicional
defendida por el Vaticano. «Creo en el poder de la oración», dijo de nuevo el
lunes.
Su fe y su familia
numerosa han sido halagadas por republicanos, al igual que sus cualidades como
abogada.
«Su fe no debe ser
tomada en consideración», dijo a la prensa el rival de Donald Trump, Joe
Biden, al margen de un viaje, optando por otro ángulo de ataque: la crítica de
la jueza a la ley del expresidente Barack Obama que extendía la cobertura
sanitaria a millones de estadounidenses.
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