Francia, 27 octubre 2020.- Esta historia comenzó en abril 2004. Paul François, trabajaba en sus tierras y se intoxicó tras inhalar los gases de un pesticida comercializado por la empresa Monsanto. Sufrió entonces varias enfermedades, tuvo que ser hospitalizado y estuvo a punto de morir. Desde entonces, asegura que sufre graves secuelas neurológicas.
Después de recuperarse parcialmente, el agricultor, habitante del suroeste de Francia, inició en 2007 su epopeya judicial contra el gigante estadounidense Monsanto, ahora filial del grupo alemán Bayer.
Primero logró que le fuera reconocida, tras años después, una enfermedad profesional. El siguiente paso fue la batalla judicial para conseguir que se reconociera la responsabilidad de la empresa en el daño a su salud que le causó su pesticida, por lo que le pidió una indemnización de más de un millón de euros.
No fue sencillo. La justicia francesa condenó a Monsanto por este caso por primera vez en 2012 y luego ratificó su decisión en 2015, pero cuando Bayer adquirió Monsanto en 2018, presentó un recurso ante el Tribunal de Casación, la mayor instancia jurídica francesa junto con el Consejo de Estado.
La última sentencia condenatoria, detalla la agencia francesa AFP, tuvo lugar en abril de 2019. Entonces los jueces determinaron que la empresa es jurídicamente culpable de “la responsabilidad del hecho de productos defectuosos”; es decir, los jueces consideraron que la multinacional tendría que haber señalado el peligro específico de utilizar el pesticida Lasso cuando se trabaja en cubas.
El caso llegó a su fin. El Tribunal de Casación francés desestimó la semana pasada el recurso presentado por Monsanto, y así confirmó la condena a la multinacional. Ahora la justicia francesa deberá determinar los daños e intereses exigidos por Paul François.
martes, 27 de octubre de 2020
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