En su informe ‘El futuro de los sectores después del COVID-19’, BBVA considera que uno de los puntos clave para el crecimiento económico de los próximos años será la digitalización.
Para este caso se estima que la pandemia esté bajo control a mediados de 2021, y que la recuperación económica mundial tenga una forma de ‘V’ incompleta y asimétrica; en el escenario de riesgo se estima que la enfermedad estará controlada hasta 2022, lo que traerá consigo episodios “intensos” del virus.
El análisis de datos platea un aumento considerable en el envejecimiento poblacional, lo que tendría un impacto en ciertas industrias; además, una disminución del dióxido de carbono a consecuencia del confinamiento y la permanencia del teletrabajo.
Los dos factores anteriores han desembocado en la digitalización de la economía y de la sociedad, que ya impulsa la telemedicina, el comercio electrónico, el e-learning, el entretenimiento a distancia y nuevas formas de comunicación y logística.
“En el escenario base, para hacer frente a la crisis y lograr una recuperación rápida y sostenida, se adelantan los proyectos de inversión en I+D, alcanzando el objetivo del 3% del PIB en 2035 (incremento gradual de 0.05 % respecto al escenario pre-COVID-19)”.
Con el cierre de fronteras, que limita el flujo de personas y de comercio internacional, se prevé la caída de llegadas internacionales en el mejor de lo casos, de un 70 por ciento, considerando que la apertura de fronteras se realice en septiembre. En este entendido, la caída de las exportaciones globales sería 12.9 por ciento.
Las clases medias empobrecidas debilitan la demanda por bienes de consumo y servicios, entre ellas el sector educativo privado, señala el estudio. Se añade que las “turbulencias” en el corto y mediano plazo están causando efectos en la educación terciaria global.
Ello llevaría a una deserción del 10 por ciento hacia 2021, frente a un escenario de riesgo que presume una deserción de hasta el 15 por ciento hacia el próximo año, con un panorama de recuperación a seis años.
Actualmente las políticas de distanciamiento social están afectando millones de trabajo, y quienes mantiene su empleo enfrentan una reducción de horas y/o salario, permisos temporales o despidos.
Frente a este panorama BBVA Research indica que la recuperación de empleos será “lenta y desigual entre países”, y estiman que la velocidad estará determinada a las políticas en términos económicos y sanitarios que se apliquen.
En tanto, la salud financiera que ya de por sí es compleja para empresas con solvencia limitada, se verán aún más golpeadas por aumentos de la deuda doméstica al sector privado.
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