Los combatientes del grupo Wagner tomaron el sábado el control de la ciudad sureña de Rostov-on-Don y el centro de comando militar que dirige la campaña de Ucrania, luego de avanzar con una caravana hasta un punto situado a 200 kilómetros de Moscú, antes de detener su plan.
"El coraje y el autosacrificio de los héroes-pilotos caídos salvaron a Rusia de trágicas y devastadoras consecuencias", dijo Putin, en sus primeras declaraciones públicas desde la frustrada rebelión del fin de semana.
Algunos canales rusos de Telegram que monitorean la actividad militar de Rusia, incluido el blog Rybar con más de un millón de suscriptores, informaron el sábado que 13 pilotos rusos murieron durante el intento de rebelión, que duró un día.
Entre los aviones derribados había tres helicópteros de guerra electrónica Mi-8 MTPR y una aeronave Il-18 con su tripulación, informó Rybar.
Putin dijo que había dejado que el motín del sábado continuara deliberadamente para evitar un derramamiento de sangre y culpó a Wagner por las muertes que ocurrieron.
"Les mintieron, los empujaron a la muerte: bajo fuego, para disparar a los suyos", dijo Putin.
Sin mencionar el nombre de Prigozhin en su discurso, Putin dijo que los combatientes de Wagner que decidieran no firmar contratos con el Ejército bajo una orden del Ministerio de Defensa podrían trasladarse a Bielorrusia o simplemente regresar con sus familias.
Sin embargo, un importante legislador ruso pidió un castigo.
"Creo que el perdón no debería aplicarse a los rebeldes que mataron a los pilotos, de hecho, a sus compañeros de armas", dijo el legislador Leonid Slutsky, quien ha estado involucrado en varias negociaciones relacionadas con la campaña de Moscú en Ucrania.
"Estas personas deben ser llevadas ante la justicia y sufrir el castigo más severo", exigió.
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