Entre los protocolos figuran el concerniente a los mecanismos de monitoreo y verificación que permitirá a las partes conocer sobre el cumplimiento o violaciones de los acuerdos y el rol que tendrá la mesa de diálogos en el acatamiento y respeto a dichos acuerdos, informó el ELN en un comunicado difundido el sábado en su cuenta oficial de Twitter.
Los otros lineamientos se refieren al rol de la Iglesia católica, la veeduría social y mecanismos de protección humanitaria, evaluación, prórroga o suspensión del acuerdo, seguridad y protección para el equipo de monitoreo y verificación, seguridad para el ELN y lugares donde tendrá presencia, comunicaciones del acuerdo y pedagogía, se indicó en el documento.
El viernes, los delegados del gobierno colombiano y del ELN firmaron en La Habana dichos protocolos, además del reglamento y el plan de trabajo para el comité de participación como parte de los avances para la aplicación del cese al fuego bilateral temporal.
También se anunció que el cuarto ciclo de diálogos se realizará en Venezuela del 14 de agosto al 4 de septiembre.
El gobierno del izquierdista Gustavo Petro y el ELN iniciaron en agosto del año pasado las negociaciones para un proceso de paz, que derivó en el acuerdo suscrito el 9 de junio, también en La Habana, para el cese al fuego temporal que se cumpliría en diversas fases.
La primera etapa, que arrancó el 6 de julio, incluía el cese bilateral de acciones ofensivas, aunque en semanas previas a su inicio el grupo insurgente ejecutó actos violentos como secuestros y asesinatos que luego fueron justificados por su líder, Antonio García, quien aseguró que tanto el ELN como las fuerzas militares y policía realizaron “operaciones militares” antes de la tregua.
La segunda fase, que arrancará el 3 de agosto, prevé el cese al fuego bilateral temporal por un lapso de 180 días. En este período se aplicarán los protocolos suscritos y luego de una evaluación se analizará su continuidad, según han planteado las partes.
Autoridades colombianas estiman que el ELN, surgido en la década de los 60, tiene entre sus filas a unos 5 mil hombres y su presencia influye en varios departamentos del país, especialmente los fronterizos con Venezuela.
El gobierno de Petro y las disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia también anunciaron la semana pasada la instalación de la mesa de diálogo con miras a establecer un acuerdo de paz, aunque no se precisó una fecha de inicio.
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