martes, 18 de julio de 2023

“Michoacán, la empresa más grande de sicariato del país”: Padre Goyo

Apatzingán, 18 julio 2023. En Michoacán existe la empresa más grande de sicariato del país y la han financiado los políticos. Si no fuera por ellos, la delincuencia no habría echado raíces en la entidad y no se viviría la violencia crónica que padecen municipios como Apatzingán, sostuvo el sacerdote Gregorio López Gerónimo, activista contra el crimen organizado y líder social que desde hace años ha denunciado la inseguridad en el estado.

Conocido como Padre Goyo, recuerda que en Michoacán han gobernado la mayoría de los principales partidos. Antes el PRI y el PRD, y hoy Morena. El ataque a la localidad Loma de Los Hoyos, en Apatzingán, es el último episodio de la violencia cotidiana en la Tierra Caliente, asegura.

En 2020, el sacerdote Gregorio López fue suspendido indefinidamente de sus actividades dentro de la Iglesia católica “por faltas graves a los estatutos del clero y a su labor sacerdotal”, según el documento que estaba firmado por Cristóbal Ascencio García, obispo de la diócesis de Apatzingán.

Fue una consecuencia, apunta, por su activismo contra el crimen organizado y su respaldo a los grupos de autodefensa que surgieron en Michoacán en 2013. Hoy es presidente del colectivo El Buen Samaritano de Apatzingán, organización que brinda apoyo a los desplazados.

“Me suspendieron”, asegura, “porque toqué los cayos a quienes están apadrinando a mi obispo Cristóbal Ascencio García, quien tiene 10 camionetas Ford Ranger, que le dieron Los Viagras a través de Silvano.

“En todas partes está el crimen organizado. En la Iglesia católica, a los jerarcas les han comprado el silencio. Les han puesto un bozal. Por otro lado, nos han asesinado a cinco sacerdotes. La delincuencia organizada no está con las manos cruzadas. A mí me han amenazado. Estoy suspendido porque empecé a atacar a Silvano, que era muy amigo de mi obispo. Me quisieron callar, porque él quería ser presidente del país.

“En la arquidiócesis de Apatzingán también hay complicidad. La delincuencia tiene maneras para que te vuelvas parte. Con donativos, por ejemplo”.

Recientemente se reunieron el gobernador y Cristóbal Ascencio para “coordinar trabajos para el común de la población”. No son acuerdos para la paz. Son acuerdos de silencio, de complicidad. Si el obispo pacta con él gobernador, está en la misma situación.

“Se debe de decir fuerte: la delincuencia organizada penetró a toda la sociedad. Ha rebasado a todas las instituciones: de seguridad, políticas, religiosas. Llegaron Los Templarios, después de La Familia Michoacana, y esos compas ya tenían copadas la economía, la política, la justicia, la educación y quisieron también entrar en el tema religioso. Hicieron un cártel con una gran injerencia social, con raíces en la estructura y tejido social.

Nunca fui partidario de las armas. Participé en las autodefensas en una organización que se llamó Ciudadanos Responsables de Impulsar el Sano Tejido del Orden Social (CRISTOS). Nunca he disparado una bala, pero he lanzado dardos con la verdad en torno a la justicia y la paz. Me he enfrentado al gobierno y la delincuencia.

“En El Buen Samaritano nos dedicamos a atender a los huérfanos, a las viudas, desplazados y migrantes. Tenemos decenas en la frontera, en 14 albergues. Atendemos a las víctimas. El trabajo del gobierno es atender a los victimarios. Le pregunto a López Obrador y al gobernador cuántos victimarios han detenido. Yo les doy los nombres y les digo dónde están ubicados, porque la gente nos filtra la información de donde se encuentran escondidos o haciendo de la suyas”.

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