Líbano, 21 julio 2023. El líder del partido-milicia chií libanés Hezbolá, Hasán Nasralá pidió este jueves a todos los países árabes e islámicos que sigan el ejemplo de Irak y expulsen a los embajadores suecos de sus territorios por la nueva autorización de la quema de un ejemplar del Corán en Estocolmo.
Además, Nasralá calificó la decisión iraquí de "valiente, sabia y excelente", tal y como publicó el canal de televisión panárabe Al Mayadín.
Por su parte, Arabia Saudí ha tomado la decisión de convocar al encargado de negocios sueco en el país, mientras que Qatar e Irán han hecho lo propio con el embajador de Suecia, según han comunicado los respectivos ministerios de Exteriores.
Desde Teherán, el ministro de Exteriores iraní, Hosein Amirabdolahian condeno en su cuenta de Twitter el "comportamiento irresponsable del Gobierno sueco", después de haber enviado una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, a modo de queja por este tipo de actos y pidiendo que lo condene.
Tras una reunión entre el secretario general y la Organización de Cooperación Islámica, Guterres expresó su determinación de "luchar contra el odio religioso" y expresó su solidaridad con los musulmanes.
El portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric añadió que están preocupados por las quemas de ejemplares del Corán y por el asalto a la Embajada de Suecia en Irak, y pidió "respeto mutuo".
La polémica se desató menos de un día después de que seguidores del clérigo chií Muqtada al Sadr atacaran e incendiaran la Embajada sueca en Bagdad (Irak) en protesta por la autorización de la Policía sueca de una nueva protesta en Estocolmo en la que se preveía la quema de un ejemplar del Corán.
Según informaciones de la cadena Al Yazira, los manifestantes no quemaron finalmente el ejemplar del Corán como estaba previsto, aunque sí lo han "pateado" y "dañado parcialmente".
Este ataque a la Embajada sueca en Bagdad no es el primero, pues ya sufrió otra irrupción el pasado 29 de junio en el marco de una manifestación convocada como protesta por la quema de un ejemplar del Corán durante una concentración en Estocolmo que había sido avalada por la Policía del país europeo.
La quema del libro sagrado del islam llevó a varios países árabes y musulmanes a llamar a consultas a sus embajadores o convocar a los representantes suecos y desató una oleada de llamamientos a favor del boicot de productos suecos, así como críticas a las autoridades del país europeo por dar autorización a la manifestación a sabiendas de que se iba a prender fuego a una copia del Corán.
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