Putin declaró, ante soldados que participan en la campaña militar en Ucrania y veteranos de la Segunda Guerra Mundial, que “Rusia hará todo lo posible para evitar un enfrentamiento mundial. Pero, al mismo tiempo, no permitiremos que nadie nos amenace”.
El desfile mostró el aislamiento del Kremlin, ya que solo contó con la presencia de nueve líderes extranjeros, seis del espacio postsoviético, el cubano Miguel Díaz-Canel y los mandatarios de Laos y Guinea Bissau, sin presencia de líderes occidentales.
Putin, quien suele utilizar su discurso anual en la plaza Roja para enviar mensajes a Occidente, afirmó que Rusia rechaza las pretensiones de exclusividad de cualquier país o alianza, haciendo clara alusión a Estados Unidos y la OTAN.
Durante el desfile, se exhibieron misiles balísticos intercontinentales Yars, la estrella de la parada, junto con baterías antimisiles S-400 y sistemas balísticos Iskander, capaces de portar armas nucleares tácticas.
Putin reconoció nuevamente que Rusia atraviesa un período difícil de su historia y destacó que la suerte del país depende de la victoria en el campo de batalla de Ucrania.
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