El intento de golpe de Estado comenzó cuando militares sublevados asediaron durante horas la sede de gobierno y trataron de derribar una de sus puertas. Zúñiga estuvo al frente de los uniformados que intentaron irrumpir en el palacio presidencial, empleando gases lacrimógenos contra las personas que quisieron acercarse al edificio.
Tras su repliegue, el mandatario Arce afirmó que estaban enfrentando un intento de golpe de Estado por militares que estaban manchando el uniforme.
El intento de golpe de Estado generó reacciones de rechazo en toda la región y Europa. Los presidentes de Brasil, México, Chile, Venezuela, Paraguay y Argentina, España, entre otros, así como la OEA, enviaron mensajes de apoyo a Bolivia y condenaron lo sucedido. Estados Unidos llamó a la calma y aseguró que estaba siguiendo de cerca la situación.
Zúñiga había expresado su firme oposición al eventual retorno al poder de Evo Morales, quien se disputa con Arce el liderazgo de MAS, el partido oficialista de cara a las presidenciales de 2025. En una entrevista el lunes en un canal de televisión, incluso aseguró que detendría a Morales si insistía en postularse a la presidencia el próximo año. Por lo tanto, causó sorpresa su intento de golpe contra Arce.
Tras el arresto de Zúñiga, el presidente Arce tomó juramento a una nueva cúpula de las fuerzas armadas en el palacio presidencial asediado por las tropas del general. En un mensaje a sus seguidores desde un balcón, Arce afirmó que nadie les podía quitar la democracia que habían ganado y que seguirían trabajando.
Tanto el gobierno como Evo Morales habían convocado a movilizaciones ante el alzamiento militar. Sin embargo, Morales suspendió el llamado tras haberse retomado la calma en la sede de gobierno.
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