Ucrania, 17 noviembre 2024. Cuando los tanques rusos entraron en Ucrania en febrero de 2022, la opinión generalizada era que la capital, Kiev, caería pronto y que el resto del país no duraría mucho frente a un enemigo mucho mayor.
En cambio, fue esa idea la que se derrumbó con rapidez. El ejército ucraniano demostró que podía frenar el avance de las fuerzas rusas y, si no expulsarlas completamente, al menos postergar la derrota si contaba con suficiente apoyo de Occidente.
Pero casi tres años después, la perspectiva vuelve a ser sombría. Rusia gasta enormes cantidades de armamento y vidas humanas para ganar territorio de forma lenta pero constante, y ya controla casi una quinta parte de Ucrania. Ucrania, mientras tanto, lucha por minimizar pérdidas, mantener la moral y convencer a los aliados de que, con más ayuda militar, puede cambiar el curso de la guerra.
A medida que esta brutal guerra de desgaste avanza hacia su día milésimo, ninguna de las partes parece ansiosa por negociar. El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha dicho que podría terminar rápidamente la guerra, aunque no está claro cómo o a favor de quién podría inclinar la balanza.
Este contexto parece estar impulsando la estrategia de Rusia en el este de Ucrania, según Phillips O’Brien, profesor de estudios estratégicos en la Universidad de St. Andrews, Escocia. Trump podría intentar forzar el fin de la guerra deteniendo el suministro de armas a Ucrania, dijo.
“Si Trump corta la ayuda a Ucrania y un alto al fuego lleva a un conflicto congelado, Rusia quiere asegurar tanto territorio como pueda ahora”, dijo O’Brien.
Para Ucrania, la clave de cualquier alto al fuego serían garantías de Occidente de que no permitirá que Rusia vuelva a invadir en el futuro. De lo contrario, indicó O’Brien, “un alto al fuego es una receta para la constante inestabilidad en Europa”.
En el primer año de la guerra, Ucrania perdió enormes cantidades de territorio, pero también logró victorias notables. Resistió a un adversario mucho mayor con superioridad aérea para sobrevivir como país independiente, y recuperó algo de terreno a través de contraofensivas audaces, lo que dio al país y a sus ricos aliados la confianza para mantenerse en la lucha.
En el segundo año, que estuvo marcado por la devastadora pérdida de Bájmut por parte de Ucrania y su fallida contraofensiva, los ejércitos básicamente lucharon hasta un punto muerto a lo largo de un frente de 1,000 kilómetros. Hacia el final de ese año, el Congreso de Estados Unidos retrasó la aprobación de un paquete de ayuda de 61,000 millones de dólares para armas, además de asistencia económica y humanitaria.
Conforme disminuían las reservas de munición de Ucrania, su perspectiva empeoró de forma significativa al comenzar el tercer año de la guerra. En febrero de 2024, la ciudad de Avdiivka cayó después de meses de ataques aéreos por parte de Rusia, que utilizó bombas soviéticas altamente destructivas equipadas con sistemas de navegación.
La caída de Avdiivka creó una gran brecha en las defensas de Ucrania. Cuando Rusia emprendió después un asalto en la ciudad nororiental de Járkiv, las tropas ucranianas se vieron aún más puestas a prueba.
Ucrania tuvo un momento de ánimo en agosto, cuando lanzó una incursión sorpresa en Rusia. Tomó, y aún mantiene, cientos de kilómetros cuadrados en la región de Kursk. Aunque esto podría ser una pieza importante en cualquier negociación de alto al fuego, no ha impedido que las fuerzas rusas tomen más terreno en el este de Ucrania.
“Los rusos han pagado un precio muy alto para seguir avanzando, pero están dispuestos a pagar ese precio en vidas para ganar unos pocos metros más de territorio cada día”, dijo Justin Crump, jefe de la firma británica de asesoría estratégica Sibylline.
Decenas de miles de soldados de ambos países han muerto desde el inicio de la guerra en 2022, según estimaciones, y la ONU dice que al menos 11,700 civiles ucranianos han muerto.
Aunque la cantidad de territorio que ha ganado Rusia en 2024, aproximadamente 2,455 kilómetros cuadrados, equivale a menos del 1% del territorio de Ucrania antes de la guerra, está teniendo un impacto psicológico.
Ucrania está en retirada y “hemos vuelto a un período que recuerda a los primeros meses de la guerra”, dijo Mykola Bielieskov, analista del Centro de Iniciativas CBA en Kiev. “Esto fortalece la posición de Rusia, no tanto militarmente, sino en términos de moral”.
Para mantener su máquina de guerra en funcionamiento, Rusia, al igual que Ucrania, ha recurrido a aliados en busca de ayuda.
domingo, 17 de noviembre de 2024
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