domingo, 10 de noviembre de 2024

Tras hallazgo de 11 comerciantes, Chautipan vive el primer sepelio colectivo de su historia

Chilpancingo, 10 noviembre 2024. Los habitantes de Chautipan realizaron el primer sepelio colectivo de su historia. Se trata de once habitantes que el 21 y 22 de octubre salieron para vender trastes en la zona rural de Chilapa, de donde ya no regresaron con vida.

Los 11 féretros que este viernes por la mañana salieron del Servicio Médico Forense (Semefo) de Chilpancingo fueron velados en dos domicilios ubicados en la primera entrada, a escasos 200 metros de distancia.

Es la primera ocasión en que Chautipan, comunidad cuyo nombre es relacionado con la abundancia de agua, enfrenta un sepelio colectivo, con todas las agravantes que ello implica.

"Los hombres y las mujeres que hoy tenemos aquí, en caja, eran de lo más honesto que había en el pueblo, se dedicaban a trabajar", dijo el comisario de la localidad, con el rostro cubierto con una gorra y un cubrebocas.

​El Comisario reprochó la violencia extrema que se utilizó contra sus vecinos, que al mismo tiempo son sus familiares, porque en esta localidad de la Sierra de Chilpancingo casi todos se encuentran emparentados.

Nunca antes se había enfrentado a un momento tan crítico y violento, ya que, de golpe, les fueron arrebatada dos mujeres, madre e hija, que eran jefas de sus respectivas familias.

Les quitaron a cuatro menores y cinco hombres adultos, todos con fuertes vínculos familiares.

En el pueblo existe una consternación sin precedente, derivado de que al acudir al Semefo confirmaron que todos fueron decapitados y desmembrados, antes se les golpeó y en algunos casos se les arrancó la piel del rostro.

Los representantes de la comunidad exigen que los seis desaparecidos que aún faltan sean localizados con vida, para que el operativo con más de 400 elementos del Ejército arroje un resultado positivo.

El comisario considera que fue un error dar a conocer el operativo antes de que se les localizara, porque los delincuentes que operan en Chilapa lo tomaron como una provocación.

Prueba de que sus muertos eran inocentes es que tenían más de diez años vendiendo trastes de aluminio en la zona rural de Chilapa y nunca tuvieron problemas con la gente de las comunidades donde trabajaban.

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