Desde que Trump asumió la presidencia en 2017, sus políticas migratorias y comerciales han sido un tema de controversia. Su reciente declaración de que impondrá aranceles elevados a los productos mexicanos si el país vecino no toma medidas para frenar la migración y el tráfico de fentanilo ha encendido las alarmas en sectores productivos de Texas. Según datos de la Reserva Federal de Dallas, los efectos de esta amenaza ya están siendo palpables, con empresas anticipando pérdidas significativas de pedidos y un aumento de costos para sus productos.
El sector electrónico, una de las principales exportaciones de Texas hacia México, se enfrenta a una posible reducción en la demanda de productos. En 2023, el estado exportó más de 52 mil millones de dólares en productos electrónicos a México. Sin embargo, directivos del sector han expresado su preocupación por los riesgos de los aranceles, que podrían desestabilizar su cadena de suministro. La incertidumbre ha llevado a algunas empresas a replantearse sus estrategias de inversión y producción.
Por otro lado, la industria de manufactura de productos de plástico y goma, que se ha visto beneficiada por un crecimiento sostenido desde 2009, podría enfrentar un reto sin precedentes. Este sector, responsable de la fabricación de productos como láminas plásticas, tubos y botellas, exporta el 80% de sus productos a México. Un arancel elevado podría amenazar la viabilidad económica de miles de empleos en Texas y poner en peligro la competitividad de empresas de productos plásticos y goma.
Ante la amenaza de Trump, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha sido clara en su respuesta. En una carta dirigida a Trump, Sheinbaum le expresó que México respondería a cualquier arancel con otro, iniciando lo que podría convertirse en una peligrosa guerra comercial. “No es con amenazas ni con aranceles como se va a atender el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas”, manifestó Sheinbaum, reafirmando la postura de su gobierno ante las presiones de la administración estadounidense.
La relación económica entre México y Estados Unidos es fundamental no solo para ambos países, sino también para la estabilidad de la economía global. Texas, en particular, depende enormemente de su comercio con México, especialmente en sectores como la manufactura y la electrónica. Si los aranceles se imponen, las empresas texanas enfrentarían costos más altos, lo que podría afectar la competitividad de sus productos en el mercado internacional.
Los empresarios de Texas ya han comenzado a tomar medidas preventivas ante la incertidumbre que los aranceles puedan generar. Algunos están buscando diversificar sus mercados de exportación, mientras que otros están ajustando sus precios para absorber los posibles incrementos de los aranceles. Sin embargo, la preocupación sigue siendo una constante, y el futuro del comercio entre México y Estados Unidos se mantiene en la cuerda floja.
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